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Liberación o dependencia

Por Daniel Mojica

Eameo

Las luchas políticas han cambiado sus formas en los últimos 40 años. También han cambiado sus protagonistas. Como cambió el mundo y el sistema de poder mundial. Lo que no cambió es la incompatibilidad fundamental que atraviesa a los pueblos. Especialmente en nuestra América morena. Liberación o dependencia. Ya los patriotas que dieron sus primeras luchas independentistas enfrentaron serias contradicciones luego de más de 300 años de colonización española. El reino de España nos dejó su idioma y su religión. Casi al mismo tiempo que nos liberamos de ese imperio, otro nos dejó su aduana, un Martínez de Hoz al frente de ella y un ”Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte y las Provincias Unidas” firmado el 2 de febrero de 1825, pocos meses después de la batalla de Ayacucho (que terminó con la presencia española en América). Con el mencionado Tratado “...quedó instrumentada – con todo rigor jurídico – la transferencia de nuestra conducción económica a favor del gobierno británico y de los intereses comerciales y financieros con intereses en ese país...” (Fuente: “Los Tratados de Paz por la Guerra de Malvinas. Desocupación y hambre para los argentinos”; Julio C. González, 2004, Ed. Del Copista) No por casualidad Fermín Chávez, en el prólogo de “El Proyecto Nacional, mi Testamento Político” (Juan Perón; El Cid Editor, 1982) escribió “...Ningún pensamiento orientado a fundamentar un modelo de desarrollo para la Argentina y para América latina puede prescindir de una primera realidad: nuestra dependencia...” En otras reflexiones expresé que, a mi juicio, el único período en que dejamos de ser colonia, fueron los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón. Ninguna declaración al respecto es más elocuente que la expresada por el Primer Ministro británico, Winston Churchill, luego del derrocamiento del Perón: “La caída del tirano Perón en Argentina es la mejor reparación al orgullo del Imperio Británico y tiene para mi tanta importancia como la victoria de la segunda guerra mundial, y las fuerzas del imperio inglés no le darán tregua ni descanso en vida, ni tampoco después de muerto.” (Discurso en la Cámara de los Comunes 1955) Los últimos recuerdos que tengo de grandes movilizaciones con esos reclamos fue por allá en los ‘70. Cuando el peronismo aún tenía esa fibra rebelde y combativa que la dictadura genocida arrasó asesinando a treinta mil compañeras y compañeros que tal vez, hubieran sido la nueva conducción del Movimiento. Por las dudas, además los asesinos se robaron a más de 500 hijos e hijas. Después el peronismo ya no fue el mismo. Hablo del peronismo, porque es el único Movimiento en condiciones de sacar a la Patria del grado de sometimiento acumulado desde 1955. El tercer gobierno de Perón dejó grandes líneas trazadas para continuar el proceso libertario, además de lo que construyó en sus anteriores gobiernos. Después nos pasó el menemismo (antecedente del macrismo) y su claudicación ideológica. Que no fue gratuita. Porque al sistema de poder le convenía que las nuevas generaciones creyeran que “eso” era peronismo. Pero sirvió para visualizar los genuflexos que se acercaron e infectaron al peronismo de “ucedeísmo”. Luego vino la frustración de la “alianza radical progresista” que terminó de hundir la nave de la Patria. En 2003 nació una gran esperanza con Néstor Kirchner. Vivimos lo más parecido al peronismo. Pero los grandes medios del sistema de poder crearon la división: peronismo – kirchnerismo, viendo la inmensa cantidad de jóvenes que se incorporaron entusiastas a la política. Palabra y acción recuperada por Néstor, quien vio la jugada del poder real para socavar las bases de apoyo. Entonces clarifico “nos dicen kirchneristas para bajarnos el precio, somos peronistas”. Pero muchos jóvenes y no tan jóvenes que se acercaron gracias a Néstor, cayeron en la trampa. Creyeron que el kirchnerismo reemplazaba al peronismo. Tal vez por eso, por esa pequeña gran confusión ideológica, generaron una división que nos hizo perder en 2015. Así quedó la Patria, luego de ese tremendo error estratégico que sirvió al enemigo. Regalando 4 años de profundización de la dependencia colonizadora. Espero que esta unidad construida entre Alberto Fernández, Cristina Kirchner, el movimiento obrero en sus diferentes organizaciones, el radicalismo alfonsinista, y las organizaciones libres del pueblo, se consolide en la común estrategia de liberarnos de las ataduras del anarco capitalismo financiero, que desde sus medios de comunicación intentan confundir a la población. Soy de los que piensan que esta crisis sanitaria importada, debe servirnos para tomar conciencia que sólo la unidad de objetivos en la acción y en la práctica cotidiana de la solidaridad nos permitirá encontrar el rumbo perdido. No hagamos caso de los cantos de sirena de los periodistas de los grandes medios, ni a los trolls de las redes que se mimetizan contra el gobierno nacional que elegimos hace apenas unos meses. La opción sigue siendo Liberación o dependencia.

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