EDITORIAL NOTICIAS DE AYER 18/10/2019
Un nuevo 17 de Octubre transcurrió, el nro. 74 desde aquel histórico en que los impacientes trabajadores desafiaron a una CGT que había convocado el paro para el 18 y salieron a las calles a por el rescate de Perón, sin tiempo para esperar la re-fundación de la Argentina. Hoy, como ayer tampoco tenemos tiempo, todo urge, es vital no perder un minuto más para salir del pozo.
A esos efectos, el PJ y sus equipos técnicos le presentaron a Alberto Fernández una batería de propuestas y un plan de gobierno para la etapa que viene: entre ellas, una revisión integral de créditos UVA, pesificación de tarifas y congelamiento hasta la revisión -¿será posible esto sin violar los contratos ya firmados con las empresas o significará un nuevo revés del CIADI?-, eliminación de retenciones a las producciones regionales, y un paquete para reactivar trabajo, consumo y producción: moratoria previsional para acceder a la mínima, incremento de AUH y pensiones y un bono único además de relanzar los créditos productivos del Banco Central e implementar un Programa Nacional de Infraestructura Social que garantice el 25% de fondos para obras públicas de bajo y mediano impacto destinado a cooperativas. Y para no destruir la recaudación, disponer impuestos a la renta financiera y una alícuota para quienes recibieron el último blanqueo. Todas estas, y otras más, son relatadas por Alfredo Zaiat en Página del último domingo.
Ese domingo, Alberto, el del dedo acusador, le dio una lección importante a Macri, mostrando sus diferencias cualitativas con Scioli de hace 4 años, aunque con una cancha muy inclinada a su favor. Allí habló de implementar medidas ortodoxas u heterodoxas, pero defendiendo siempre al mismo sector. Está claro que para resolver la tríada déficit-fiscal-emisión monetaria-inflación vale la pena hasta pedir un mano santa, pero, a priori, las medidas que proyecta el Frente de Todos carecen de ortodoxia, y por convicción o necesidad, poco importa, saben que los primeros 100 días es el momento de jugar fuerte para que el barco se acomode y zarpe. A ese dilema económico recién mencionado, también se refirió Hernan Lacunza, quién se hizo el sota con la fuga de 17.500 millones de dólares de reservas en estos 2 meses, y dijo que del tema de la deuda no se hace cargo el Presidente –que la toma por DNU- sino el Congreso que vota la ley de Presupuesto, allí donde rosquean las fuerzas políticas. Si hay algo para reconocerle a Cambiemos, es la coherencia y el cinismo ex professo hasta el último minuto.
Pero no importa Cambiemos ya, sino el Peronismo que después de más de 10 años celebró en unidad en La Pampa el 17/10, con Cristina clamando por cancelar el neoliberalismo en nuestro país, con Alberto como epicentro de la guardia pretoriana de gobernadores peronistas, con todos, con todas.
Todos y todas quienes fueron convocados/as al gran Acuerdo social propuesto por Fernández. Algunos de ellos estuvieron en ese mitín de la gestualidad político-económica que es el coloquio de IDEA, esta vez en Mar del Plata. En un panel se cruzaron el titular de la CGT, Héctor Daer, quién dijo que acá “nadie era anti-empresa, pero los que más debían poner eran los que más tenían –en relación al debate de Bienes Personales”, y fue objetado por Miguel Blanco de Swiss Medical quién reclamó “bajar impuestos, costos, déficit e ir achicando el Estado”.
¿Vale la pena contar que el gasto público argentino es muy inferior al de tantísimos países a imitar en el mundo? Que los programas de transferencia de ingreso mal llamados planes sociales representa el 1,2% del presupuesto, y un porcentaje similar de lo que se dilapidó en reservas en los últimos 6 meses? Quizá valga más reconocer y leer entre líneas la encuesta circulada por La Nación sobre la cumbre empresarial: casi el 65% de los CEO´s y popes creen que la mano irá entre “peor y moderadamente peor” los próximos meses.
Heterodoxo u ortodoxo, estatista o aperturista, con concesiones o amenazas, Alberto juega su otro partido –el primero es el del 27-, quizá el más importante, el de lograr que algunos/as se sienten a discutir, por fin, en la mesa de Todos.
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