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DE SUPERMAN A SUPERMACHO



“Este es un mundo de hombres”, cantaba James Brown por allá en los sesenta. Y siempre creímos que tenía razón, porque eso fue lo que nos enseñaron (tanto a hombres como a mujeres) desde que empezamos a vernos como seres sociales inmersos en un contexto plagado de desigualdad desde sus cimientos: las nenas jugaban con muñequitas, cocinas, bebotes de plástico que lloraban sin parar hasta que les pusieran bien el chupete en la boca. Los nenes, por su parte, se pasaban horas haciendo ruiditos con las espadas, los autitos, jugando a la pelota o a ser héroes valientes, como Batman o Superman.

Hace un par de días, ocurrió un percance en particular que tiene a éste último superhéroe como centro: el actor que interpreta al nuevo Superman, Henry Cavill, tuvo unas “declaraciones desafortunadas” (si se quiere) en las que se lamentaba no poder convivir con las mujeres en este “nuevo mundo del feminismo”, ya que, y en sus propias palabras, sentía que no podía acercarse a coquetear con una mujer “por miedo a ser llamado violador”. (Lágrimas de macho, ¿no es así? ¿Acaso no es lo que estamos pensando?)


En la entrevista para la revista GQ Australia, el actor se excusó con que

él es un tipo “chapado a la antigua” que cree que las mujeres debemos ser “cortejadas y perseguidas” con el objetivo de lograr una buena cita. Además, decidió hacer hincapié en que todo este dilema al que aparentemente debe enfrentarse al momento de hablarle a una mujer “le saca las ganas” de invitar a alguna a tomar algo, por temor a formar parte de la larga lista de abusadores, acosadores y violadores que son moneda corriente en una industria en la que pareciera que el obligarte a hacer lo que no querés forma parte del contrato.

En un contexto en el cual el movimiento #MeToo ya es consigna mundial para referirse al tema de los abusos sexuales en el mundo de Hollywood, que el carilindo de Superman venga a burlarse de esta manera evidencia la clara estrategia que tienen algunos hombres para desprestigiar e invisibilizar la lucha feminista: hacerse las víctimas cuando en realidad ellos forman parte de ese selecto grupo de privilegiados que piensan que por el simple hecho de ser hombres son naturalmente superiores a las mujeres.

La situación no pasó desapercibida y las redes sociales estallaron en comentarios negativos para Henry Cavill en los que, además de destacar lo ridículo y absurdo de su planteo, le brindaron al actor un muy valioso consejo: Si no querés ser llamado violador, no violes. (Cortita y al pie, ¿no?) Al respecto, Dany García, el representante de Cavill, se encargó de difundir las disculpas del Superapenadoman, quien aclaró que en ningún momento quiso faltarle el respeto a las mujeres ni al movimiento #MeToo, el cual “apoya con todo su corazón”.

Estos dichos nos demuestran cómo opera la cultura de la violación, que cala hondo, muy hondo, hasta tal punto que, cuando las mujeres alzan la voz y deciden visibilizar y denunciar los abusos a los que se vieron sometidas, los que se ven amenazados son los hombres, pensando que lo que está en verdadero riesgo son sus probabilidades de coger con alguien. Adhiero al consejo que dio la diseñadora de juegos Jennifer Scheurle para el Superhombre: si tus estrategias de seducción pueden ser interpretadas como alguna forma de abuso sexual, revisá tu forma de chamuyar, amigo.

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