Para las autoridades que conforman el gabinete económico de Macri, la toma de deuda tiene como fin evitar el “ajuste”, sin embargo, reconocen que las medidas también “en el corto plazo, tienen un costo”.
Entre los riesgos que se corre está lo ocurrido ya en 2001, cuando el esquema de financiamiento internacional cerró y que originó el conocido corralito, que dejó atrapado en los bancos millones de dólares de miles de ahorristas y unos 39 muertos.
La ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner ha advertido sobre los riesgos de volver a los mismos errores del pasado y permitir que crezca la deuda en el país. "¿Adivinen quién lo va a pagar?", cuestionó recientemente por las redes sociales.
"No va a ser la banca extranjera, no va a ser el gobierno; van a ser los millones de argentinos y argentinas", apuntó.
Por otro lado, los préstamos recibidos por el Gobierno de Macri han sido destinados a gastos menores sin que puedan generar dinero para cancelar la deuda. En consecuencia, se está gastando más de lo que se produce y por tanto en cualquier momento el Gobierno se puede quedar sin dinero para pagar a los emisores de la deuda.