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Un pacto para vivir

Editorial Noticias de Ayer 29/11/19





“Todos tienen que entender que algo tienen que resignar”, quizá sea una de las definiciones más fuertes, aunque menos concretas, de Alberto Fernández en la 25° conferencia anual de la Unión Industrial Argentina, que cruzó Presidente saliente y entrante en un encuentro bajo el lema “Construir consensos: desafíos para el desarrollo productivo”.


Esos encuentros, como el Coloquio de IDEA, como las Conferencias en La Rural del agro, son marca registrada del empresariado argentino para medirle la nafta a la política. Allí están, quienes de verdad tienen la mecha corta, aunque Grabois no se haya referido a ellos. A 12 días del traspaso de mando se reunieron, y en un marco de publicación de nuevos datos del INDEC de terror: caída del 7,3% en septiembre de la Industria,5,1% interanual y 17 meses en baja. Los últimos números de balance de la gestión cambiemita arrojan que la pérdida de 282.000 puestos de trabajo en el sector privado, con fuerza en el sector industrial, pero también en comercio y reparaciones. El número se reduce un poco a 225.000 si se consideran altas en solo 3 sectores: Educación, Salud y Agro. ¿Cuantos puestos de trabajo en este último con todos los incentivos, beneficios, quita de retenciones, liberación del dólar hechos por Macri? 4.800, nada más.


Allí está uno de los dos puntos neurálgicos del debate que viene y una de las dos llaves para que Alberto pueda sostener el Pacto Social en pie. Los dólares de exportación, y por añadidura, la recaudación por retenciones. Dice Pagni, que el gobierno de Alberto enfrentará -con default a bonistas o sin él, con modificación de plazos de pago o sin ella- U$$40.000 solo de intereses en estos 4 años. Desde los equipos del Presidente electo, ensayan fórmulas y esquemas para aplicar las retenciones, cuidándose más que Nicolino Locche, el intocable, arriba del ring. Se espera, casi con resignación, una respuesta revoltosa de las patronales agropecuarias y de los grandes productores, ya algo adelantaron las cámaras rurales como CONINAGRO y la CRA. Detrás de eso, está el corazón de esa entente heredera de las marchas macristas del “Sí, se Puede”: Campo + Ciudad, Guardianes de la República, el espacio político que se presentara en sociedad la pasada semana.


El otro punto neurálgico del debate, con su correspondiente llave para salir del pozo, es el sector energético y su diamante en bruto: Vaca Muerta. Sin embargo, lejos de traer buenas noticias, aporta incertidumbre esta semana con 600 despidos y 1500 suspensiones en Vaca Muerta comunicadas por la Cámara de Exploración y Producción de Hidrocarburos (CEPH) y la Cámara de Empresas. Luego de haber obtenido la reforma laboral en el sector con quita de derechos en el convenio, la fábrica de dólares con la que sueña Alberto, parece estar en un momento de definiciones. Nuevamente, nos agarramos al escurridizo Pagni quien hace una pregunta que vale la pena: ¿De dónde va a salir la remuneración a la inversión para que Vaca Muerta produzca si Alberto congela las tarifas?


Estos dos enigmas son botón de muestra de todos y cada uno de las costuras que espera cerrar el pacto Social: medicamentos gratis para jubilados con anuencia de laboratorios, Ley de Góndolas y control de la inflación con productores, supermercados y cámaras, baja de impuestos a industriales sin descuidar la recaudación impositiva, ingreso de la tecnología que proyecta Gustavo Béliz sin perder puestos de trabajo, y así, ad eternum.


Aunque Ud. no lo crea, la sensatez más grande de la semana la pusieron Eduardo Duhalde y Gustavo Grobocopatel. El primero, luego de ver a Alberto, afirmó que las cosas con el FMI son tan sencillas como que: “Si no se puede pagar, no se paga”, mientras que el hombre de las semillas bio modificadas y la tecnificación del campo, se despachó con un: “El Peronismo es el elemento ordenador de la sociedad, esperemos que logre las soluciones que necesitamos de acá al futuro”. Ahora sí, TODOS unidos triunfaremos...




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