EDITORIAL NOTICIAS DE AYER 8/11/19
Puebla es un estado ubicado en el altiplano central mexicano, uno de los 32 Estados Unidos Mexicanos, y tiene en su capital a una bella ciudad: Puebla de Zaragoza. Allí, nació “El Grupo de Puebla”, un nuevo eje que busca hacer mella en el horizonte político continental y se reúne este fin de semana en Buenos Aires.
Desde Fernando Lugo a Dilma Roussef, desde Daniel Martínez del Frente Amplio uruguayo a Rafael Correa, desde Alvaro García Linera a José Luis Rodríguez Zapatero, pero fundamentalmente con los dos hombres que estrecharon manos en una reunión estratégica el pasado lunes: el electo Alberto Fernández y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué quieren?
En su carta de presentación, se proponen “diseñar una nueva mirada, que se ajuste a los nuevos tiempos y convoque a todos los sectores de la sociedad a cuestionar el orden imperante, denunciando los intereses de la derecha”, además de “laboralizar la política a través de nuevos vínculos entre el mundo del trabajo y nuestros debates, promover las nuevas expresiones de organización social y ciudadana, que buscan la igualdad de los derechos entre hombres y mujeres, la protección del medio ambiente, la inclusión y respeto de las diversidades, una mayor transparencia y la participación de la ciudadanía en la toma de decisiones". Desde el cuestionamiento al neoliberalismo crudo y sus males, envalentonados por el colapso chileno hasta la agenda de las diversidades, pasando por el medioambiente y la causa de la transparencia institucional y la honestidad. No es poco, ¿será suficiente para plantar bandera?
La “nueva oleada”, en los términos de García Linera no la tendrá fácil: en un buen resumen del diario “La Nación”, se consigna que en Perú, con el presidente Martín Vizcarra que disolvió el Congreso, Ecuador, con las protestas se volvieron tan caóticas que el gobierno de Lenín Moreno tuvo que abandonar la capital, Quito. En Honduras, su mandatario, Juan Orlando Hernández, combate acusaciones de que recibió sobornos de narcotraficantes, y en Haití, los manifestantes amenazan con derrocar al gobierno. Venezuela es un mundo en sí mismo, con una crisis de dimensiones históricas provocó la huida de casi cinco millones de personas, más del 10% de la población. Y asoma Chile con su revuelta sin límites, y Bolivia, que enfrentó una brutal represión estos días a la movilización de más de 2 mil mujeres dela Confederación de mujeres campesinas Bartolina Siza.
En el pasado, hace casi 15 años, están las referencias históricas y el faro a seguir, pero también los límites y contradicciones a superar. En ese momento histórico para el Continente que supo ser la recordada cumbre del NO AL ALCA en Mar del Plata 2005, en pleno auge de Néstor Kirchner, el ex presidente argentino llamaba a “divulgar el lema que nos convoca: la necesidad y la presencia de nuevos paradigmas. Crear trabajo decente, vencer a la indigencia y la exclusión, lograr desarrollo sustentable, la obtención de consensos y rechazar con evidencia empírica el uso de recetas universales como el Consenso de Washington y su teoría del derrame”. Esos gobiernos, en líneas generales, rechazaron las políticas del Consenso de Washington, claro que con sus grises, pero no pudieron vencer la teoría del derrame por la incapacidad de modificar estructuralmente los modelos económicos y profundizar los rumbos hacia una distribución de la riqueza y un norte de Justicia Social más definido. Hoy, con muchas más dificultades que en ese ayer, hoy, con Trump y no Bush, con Xi XInPing y no Hu Jintao, con una Europa en otras condiciones, y con economías fuertemente condicionadas, vuelven junto a la esperanza aquellos viejos debates y cuentas pendientes.
Por estos lares, Alberto Fernández sabe que está ganando tiempo y esquiva definiciones tajantes que lo compliquen antes de meterse a tratar e apagar el volcán. Entre las “relaciones maduras con EE.UU”, y la apuesta fuerte por América del Sur y este eje, entre los cantos de sirena de Clarín y Carlos Slim quien reclama su ingreso al mercado de telecomunicaciones local, entre las pymes remendadas del conurbano bonaerense y la industria software de Globant, el Presidente electo del Frente de Todos, comienza a surfear sus primeras olas.
