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Manuel Gonzalo: “La democracia india no ha tenido que soportar golpes de Estado”

Es magíster en Economía y Desarrollo Industrial (UNGS) y forma parte del equipo de trabajo del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales) sobre India y Asia del Sur. Convocado por #Desmalezando para charlar sobre la India en calidad de potencia emergente, se remitió a la breve historia del país, desde su independencia en 1947, a los entrecruzamientos que se producen entre la vida política y la religiosa y al consenso entre diversos sectores que se pusieron de acuerdo para apostar al desarrollo en términos de tecnología e infraestructura.



Manuel Gonzalo recuerda que fue el Congreso Nacional Indio, encabezado desde 1920 por la figura de Mahatma Gandhi, el movimiento que sentó las bases para independizarse del Imperio Británico, un hecho histórico que marcaría el rumbo para otras experiencias emancipatorias. “En términos políticos, el Partido del Congreso era secular, en tanto que el BJP de Narendra Mori está más ligado al hinduismo. En relación a la política económica, tanto el Congreso Nacional como el Partido Popular Indio, incluso la burguesía nacional y los grupos de poder, comprendieron que el desarrollo de la infraestructura tecnológica era relevante para el país”. Explica que este desarrollo se sustenta fundamentalmente en sus capacidades militares, nucleares, aeroespaciales y comunicacionales.


Consultado por la desconexión que se observa entre esta India pujante, integrante de la BRICS, y el nivel de vida de la mayoría de la inmensa población que habita en su territorio, destaca un concepto surgido en el marco de la CEPAL, al calor de realidades latinoamericanas, pero que él cree que bien puede aplicar para el caso indio: se refiere a la “heterogeneidad estructural” que describe la vida en estas sociedades. Ejemplifica con lo que ocurre en relación al mercado de trabajo, cuyas cifras de informalidad rondan el 70%. “La sociedad india es bastante participativa en términos políticos y considero que eso ayuda a procesar las asimetrías. Si bien no deja de ser una democracia joven, no ha tenido que soportar golpes de Estado. Luego, la religión hinduista ordena, aglutina y establece jerarquías en un nivel social, complementando y marcando el ámbito de la política”. Agrega que la religión en un país como India persuade al pueblo de aceptar y tolerar determinadas condiciones de vida, incluso trascendiendo los cortes de las clases sociales.


Dice que tanto la India como el resto de los países de la región del sudeste asiático continúan a su manera el camino propuesto por China, en relación al desarrollo de las grandes ciudades con una impronta tecnológica y de liderazgo económico. “Son procesos que suceden de una manera más espontánea o menos planificada, pero hay medidas concretas, como un acceso al crédito para un segmento amplio de la población y estímulos económicos muy fuertes para el sector de la construcción y el real estate. En términos políticos, la diferencia más importante es que China tiene un gobierno de partido único, mientras que en la India hay una democracia que debe articular poder permanentemente: esto lo vuelve un proceso más trabajoso y menos centralizado”.


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