Alberto Sileoni, actual Director General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, se mostró alarmado al analizar los datos de la Encuesta de Bienestar Digital realizada a más de 90,000 estudiantes bonaerenses. El informe revela una realidad cada vez más preocupante: los adolescentes están inmersos en un mundo digital que, si bien ofrece múltiples oportunidades, también está lleno de riesgos que afectan su bienestar.
Sileoni reflexionó en #Desmalezando sobre un dato que le llamó especialmente la atención: "Casi la totalidad de los jóvenes usan dispositivos digitales, y el 96% tiene un celular propio," dijo, relatando los resultados de la encuesta que cubrió a estudiantes entre 12 y 19 años. Este fenómeno ha cambiado radicalmente la forma en que los chicos se relacionan, aprenden y se entretienen. Sin embargo, el avance tecnológico también ha traído consigo una serie de problemas difíciles de ignorar.
Uno de los aspectos más preocupantes de la encuesta es el creciente hábito de apostar, un fenómeno que está tomando fuerza entre los jóvenes. "El 20% de los chicos reconoció haber apostado alguna vez, y un 10% lo hace casi a diario," señaló Sileoni con preocupación. Las apuestas, antes reservadas a un público adulto, se han filtrado en los dispositivos móviles, transformando una actividad ilícita en una tendencia común. El impacto es profundo, y los efectos no solo se limitan a los jóvenes que pierden dinero, sino que también se extienden a sus entornos familiares.
Los números no mienten, y las consecuencias son aún más alarmantes cuando Sileoni menciona los trastornos asociados al abuso digital. "Muchos chicos tienen problemas de insomnio, ansiedad y aislamiento social. La conexión constante con las pantallas los ha alejado de la realidad," afirmó. El uso excesivo de los teléfonos, además, se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo emocional y académico de los adolescentes. Los estudiantes, que antes dedicaban tiempo a actividades recreativas y deportivas, ahora pasan horas frente a las pantallas, enganchados a las redes sociales y, en muchos casos, a las apuestas en línea.
"La adolescencia es un tiempo vital, pero para algunos se está tornando en un tiempo oscuro," expresó Sileoni, aludiendo a los riesgos de un contexto donde las apuestas y la hiperconexión se entrelazan. La falta de límites, junto con la publicidad omnipresente de las plataformas de juego, ha generado una cultura de consumo que no discrimina edades. "Los jóvenes nos piden que regulemos la publicidad de apuestas y multemos a quienes permiten el acceso a menores," agregó. El activismo juvenil ha tomado forma en este reclamo, un grito que se escucha fuerte en un contexto donde los clubes deportivos y las grandes marcas están asociando sus nombres a apuestas que se promocionan como algo inofensivo.
Sin embargo, Sileoni no ve todo negro. A pesar de los desafíos, hay una luz de esperanza en el horizonte. "El celular ocupa un lugar central, pero debemos enseñar a los jóvenes a usarlo de manera responsable," afirmó. A través de programas educativos, tanto dentro como fuera del aula, el objetivo es formar un espíritu crítico en los chicos y abrirles un abanico de alternativas que les permitan desconectarse de la tecnología y conectarse con el mundo real. "La escuela es solo una parte, pero necesitamos la colaboración de las familias," subrayó, reconociendo que la desconexión digital solo será efectiva si se trabaja de manera conjunta.
"Muchos chicos entran al juego pensando en ayudar a sus familias, pero terminan perjudicándolas," dijo, refiriéndose al ciclo vicioso que alimentan las apuestas. Los jóvenes son el blanco perfecto para las estrategias de las casas de apuestas, que comienzan ofreciendo pequeñas ganancias y, poco a poco, inducen a los adolescentes a un círculo de adicción.
A nivel provincial, el gobierno está llevando a cabo iniciativas como la educación financiera a través del Banco Provincia, un programa que busca darles a los chicos herramientas para manejar sus finanzas y, en última instancia, evitar que se conviertan en víctimas de los engaños del juego en línea. "Este programa tiene una mirada humanista," destacó Sileoni, enfatizando que la educación debe ser un escudo contra la manipulación digital.
"El día a día de muchos chicos exige un seguimiento constante," concluyó el Director General de Cultura y Educación, subrayando que la prevención no puede ser responsabilidad de un solo sector. Si bien las escuelas deben jugar un papel central, las familias también deben retomar su rol en la educación de los jóvenes, para evitar que se pierdan en la oscuridad digital y el juego.
En este escenario, la batalla por un futuro mejor para los jóvenes recién comienza, y las respuestas, según Sileoni, deben ser tan rápidas y digitales como los propios dispositivos que tienen en sus manos.
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